Historia del Vino Caliente
De la mesa de nuestros ancestros a la nuestra
Hace frío, hace calor; tengo la presión baja, tengo la presión alta; estoy triste, estoy alegre, porque me lo dijo el médico, porque me gusta…en síntesis, el vino es la bebida natural más compleja que existe y es la que más se adapta a los distintos lugares, momentos y tradiciones.
El vino caliente especiado es una alternativa reconfortante, relajante y para combatir el frío, pero también las costumbres lo ubican como una bebida para cuando se llega a casa, como un aperitivo a media tarde o antes de la cena o como acompañamiento de cenas y fiestas tal como lo sirvió el rey Sueco Gustavus Vasa para su coronación en 1523.
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El vino caliente tiene una larga historia. En los tiempos medievales se creía que era muy saludable, y de hecho, dado que el vino en esa época era más higiénico que el agua, estas bebidas calientes mantenían saludable a la gente durante los fríos inviernos.
El verbo “To Mull” significa calentar, endulzar y dar sabor con especias. Desde la Edad Media, en que era muy común la elaboración del Hipocrás, vino caliente especiado, una receta de la época de Ricardo II, hasta los tiempos coloniales, se acostumbraba combinar vino u otras bebidas con hierbas, especias, jugos de fruta y azúcar, y calentarlo revolviéndolo en un caldero.
Hoy en día es una bebida tradicional en la mayor parte de Europa, principalmente en época de invierno. La palabra inglesa “Mull” se puede traducir como “Caliente y Aromatizado”. El vino caliente es llamado “Glog” en Suecia, “Glögi” en Finlandia, “Glühwein” en Alemania, en Francia Vin chaud («hot wine»), en Italia Vin brulé, en Hungria Forralt bor, en Rusia глинтвейн («glintwein») y en Chile Navegado.
